A latinidade da América: uma abordagem ao discurso

da mestiçagem

The Latinity of America: an approach to discursive of half blood

La latinidad de América: Una aproximación al discurso del mestizaje

Carlos Agelvis

Universidad Central de Venezuela

E-mail: carlos.agelvis@gmail.com

DOI: 10.26807/rp.v27i116.2012

Resumo

Este ensaio busca reivindicar a noção de latim por meio de uma abordagem do conceito de mestiço, transcendendo as considerações raciais para localizá-lo socioculturalmente.

Palavras – Chaves: Latino, América Latina, mestiço, descoberta, novo mundo e cultura.

Abstract

This essays pursuit to vindicate the notion of Latin through an approach of the concept of half-blood, transcending the racial considerations to locate it socioculturally.

Keywords: Latin, Latin America, half blood, discovery, new world and culture.

Abstract

Este ensayo se busca reivindicar la noción de lo latino a través de una aproximación al concepto de lo mestizo, trascendiendo las consideraciones raciales para ubicarlo socioculturalmente.

Palabras Clave: latino, Latinoamérica, mestizo, descubrimiento, nuevo mundo y cultura.

Introducción

En torno a la idea de América Latina, denominación que caracteriza al continente pareciera tener consenso sobre su uso en aquellos países que se encuentran ubicados desde México hasta la Patagonia. No obstante existen corrientes de pensamiento como los decolonialistas que cuestionan tal uso. Los decolonialistas sostienen que el concepto de América Latina fue asumido por la élite criolla, que encabezó el proceso de independencia y del cual estaban excluidos en un principio tanto los negros como los indios (Mignolo, 2007).

En sintonía con lo anterior está la tesis que sostiene que la noción de América Latina es de carácter imperialista, asociada con la aventura expansionista de Francia (Ardao, 1980; Briceño Guerrero, 2014a)1. Siendo Michel Chevalier (1806-1879) quien usara el término latino para definir a Europa, pues para él existían dos Europas: una germánica y una romana2. Tal división se reproduce en América, obteniendo así una América anglosajona y una latina.

En 1856 el colombiano José María Torres Caicedo habló de una América Latina en lugar de una América española, lo latino se emplea para identificar lo propio de un espacio geográfico y cultural en contraposición a la América anglosajona. Existe otros que cuestionan el término de América Latina y prefieren volver al término de la América española, tal es el caso de Carlos Rangel (1992)3 y Briceño Guerrero (2014a)4.

En este trabajo se pretende abordar el término de América Latina desde la perspectiva del “mestizaje”5 para englobar lo indígena y lo afro de igual manera. Si bien lo mestizo se usaba para designar el cruce del blanco con indio, en este trabajo tendrá más sinónimo cultural que racial.

A continuación se iniciara por el principio controversial del descubrimiento, dado que el objetivo de este artículo es contribuir al debate en torno a la invención o a la idea de América Latina, entonces se expone una breve revisión histórica de la llegada de los europeos al “Nuevo Mundo”, luego al desarrollo de la noción o idea de América. Por último reivindicar la inclusión de lo mestizo al lado de lo indio y lo negro.

1492 ¿descubrimiento, encuentro o qué?

En primer lugar es necesario establecer que la noción de descubrimiento no aplica desde la perspectiva de este trabajo, por ello se partirá del principio de que quienes habitaron este continente fueron sus reales descubridores. Cuando los europeos percibieron que habían llegado a un nuevo continente, trataron de explicar el origen de los habitantes que allí se encontraban, denominándolos por error indios6.

Para tratar de disminuir el estrecho entre lo conocido y lo desconocido o extraño, se utilizó en un principio la biblia como fuente de explicación sobre la existencia de los habitantes del nuevo mundo. Dando parte de su origen a la descendencia judía, sin embargo existen fuertes evidencias científicas que permitirían afirmar que los habitantes originarios provenían de la zona australoide (Rivet, 1964).

No obstante, la teoría más aceptada fue la llegada de los habitantes a través del estrecho de Bering (Wolf, 1986; Lara 2000), éstos al parecer vinieron de Asia, se asentaron en el norte de lo que es hoy Norteamérica avanzando hasta el extremo sur del continente. Así lo sostiene Wolf (1986): “Los primeros residentes de este país fueron los indios americanos o amerindios, penetraron en el Nuevo Mundo hacia el año 2500 A.C., pasando de Siberia a Alaska” (p.29). Esta oleada de personas comenzó a asentarse y a reproducirse. Cabe destacar que el ambiente influyó sobre su constitución física, expresiones culturales y hábitos alimenticios. Así se tene que por ejemplo los habitantes de Mesoamérica se diferenciaban por sus rasgos físicos:

Generalmente los individuos más pequeños, de cabeza, cara y nariz anchas, habitan las latitudes más bajas. Si vamos hacia el norte o hacia el sur, partiendo del Ecuador, la estatura aumenta, las extremidades se adelgazan, la forma de la cara, de la nariz y de la cabeza se alarga. Esto es igualmente cierto en Mesoamérica: las poblaciones de altura más pequeña se encuentran al sur, en más bajas latitudes (mayas, tzotzi, los tzeltales, mazatecos), los de mayor talla en el México septentrional (pinas, rápagos, yaquis). Los pobladores del sur tienen piernas más bien pequeñas y los del norte, como los yaquis, piernas más bien largas. Los habitantes de la parte sur de Mesoamérica como las mayas, chimaltecas y los huacos son de cabeza anchas mientras que los de la parte norte, como los tarahumanos, pinas, rápagos y yaquis son de cabeza alargada. (Wolf, 1986, p.34)

Aunado a las diferencias físicas, se suma la diversidad de culturas. Dado este contexto el proceso de conquista por parte de los españoles fue más fácil, pues existían rivalidades, explotación, dominio y control del poder entre grupos aborígenes determinados. Por ello no fue extraño que algunos de ellos se asociaran con los españoles para poner fin al poderío de algunas de estas “fortalezas indígenas”, como lo fue por ejemplo el imperio Azteca.

El arribo en 1492 de Cristóbal Colón al territorio que sería bautizado como Indias, fue denominado como el “descubrimiento”7, pero ¿se puede hablar de descubrir algo que ya existía?8 Los pobladores de este territorio ya tenían un nombre a lo que posteriormente sería conocido como “América: Tawantinsuyu9 a la región andina, Anáhuac a lo que en la actualidad es el Valle de México, y Abya-Yala a la región que hoy ocupa Panamá” (Mignolo, 2007, p.28). Sin embargo por muchos años la noción de “descubrimiento” ganó legitimidad a través de los textos escolares que trataban el tema. No obstante tal idea fue duramente cuestionada. Como señala Cabrujas:

Las únicas personas que han sido descubiertas, realmente descubiertas en el sentido de destapadas de sorprendidas, de pilladas, de reveladas, somos los sudamericanos…A nadie más lo han descubierto en este mundo, sino a nosotros por desprevenidos y pendejos: Marco Polo no descubrió China, Marco Polo visito China, que es una cosa muy distinta. España cuando, era Iberia y hablaban a lo bestia, no fue descubierta por Roma. Fue conquistada por Roma, ultrajada10 por Roma, aplanada por Roma, pero no andaban Nerón y Tiberio jactándose de que los suyos habían “descubierto” a los españoles, que eran unos atrasados; ni mucho menos se le ocurriría a Andreotti que los de Valladolid tienen un idioma, porque los romanos fueron y les enseñaron a decir papá en latín. Nadie descubrió a España. Nadie descubrió la India ni el África. Pero a nosotros sí.11 (Cabrujas, 2013, p.80)

Por lo anterior se comenzó a usar la salida intermedia adoptando la edulcorada frase “encuentro de dos mundos”, desde un punto de vista más crítico el 12 de octubre de 1492 fue visto como la conquista o el día de la resistencia indígena.12 No obstante para visiones tan disímiles parece existir un consenso para definir a este continente: América.

Colón no fue el primero que visitó el Nuevo Mundo

La llegada de culturas distintas a la española o la portuguesa al “Nuevo Mundo” ha sido objeto de diversos estudios con base a ciertas evidencias encontradas. Por ejemplo en el caso de Ecuador se determinó ciertas influencias asiáticas en sus técnicas de producción de cerámicas, por ello se supone que entre los años 3500 al 500 A.C hubo sucesivas oleadas provenientes de Japón, Asia Sudoriental, Indonesia y hasta de la Polinesia (Salvador Lara, 2000).

En este mismo sentido en la introducción del libro Diario de Abordo de Cristóbal Colón, Vicente Muñoz Puelles hace una pequeña síntesis de los distintos personajes que llegaron a América. En primer lugar se encuentra en el año 499, Ma-Twan-Lin; el cual describe un lugar llamado Hoei Shin territorio que fue identificado a lo que hoy es conocido como México, sin embargo esta tesis fue refutada ya que el lugar al que se refiere en estos escritos era realmente Japón (Rivet, 1964). Posteriormente Gunnbornj fue el primero en dar avistamiento de Groenlandia, travesía que concretó el no menos conocido Erik el Rojo (Rivet, 1964; Muñoz, 1992). Los chinos vuelven en 1422 con Zheng He, sin embargo la llegada del marino genovés en 1492 tuvo más éxito ya que vendió la ilusión de un territorio pleno de riquezas abriéndose así la compuerta a la conquista.

El ¿“Mundo Nuevo”?

Con la llegada de Colón al continente en 1492 quedó demostrado la hipótesis que la tierra era redonda, ya que el marino genovés creía que había llegado al Oriente a través del Occidente. Por ello se refería a estas tierras como “Indias”, posteriormente se les denominó “Indias Occidentales (Fuentes, 2005; Ardao, 1980).

En 1501-1502, Américo Vespucio en su recorrido por Río de la Plata y del litoral atlántico austral se dio cuenta que estaba en un “Nuevo Mundo” (Ardao, 1980; Mignolo, 2007) y redactó una carta en 1503 referida a este acontecimiento, la cual se conoce como “Mundus Novus13. Allí Vespucio demuestra con base a su observación astronómica que no se encontraba en Cipango (Japón), ni en Catay (China) y mucho menos en la India si no en un nuevo mundo. Por ello en 1507 el continente fue bautizado con el nombre de su descubridor: América14.

Sin embargo la noción de “Nuevo” no es de lo más acertado, porque si bien el maíz, el cacao y el tabaco eran nuevos para los europeos, no así para los indígenas que eran viejos aquí. Así como el caballo, el arcabuz y el vino eran nuevos para los aborígenes, no lo eran para los europeos que se consideraban viejos. Siguiendo a Uslar Pietri:

En el nacer de la América Hispana que poseemos, lo que hay es el contacto de dos mundos viejos. El contacto de dos viejas piedras del que no ha podido salir una chispa nueva. Viejo era el indio y viejo era el europeo y ambos estaban adheridos estrechamente a dos viejos climas culturales, el de la más vieja Europa y el de la más vieja América. Lo nuevo fue el contacto de ambos...La impresión de deslumbramiento, de embriaguez de novedad fue mayor en los españoles porque fueron los que vinieron. (Pietri, 1997, p.23)

Se puede resumir el desarrollo del nombre de América de la siguiente forma:

1492

Indias

Indias Occidentales

1503

Nuevo Mundo (Mundus Novo)

1507

América

Lo latino en América

En primer lugar hay que hacer una precisión del origen de la palabra Latino, Lacio (Latium) era la región donde vivían los latinos. El imperio romano se estableció allí recibiendo la influencia cultural de los latinos, ésta fue tan poderosa que el latín se convirtió en el lenguaje oficial del imperio.

La Eneida obra escrita por Virgilio da fe de lo anteriormente señalado, cuando Eneas llega a Italia donde “…fundó la Ciudad e implantando a sus dioses en el Lacio, de donde vino luego el linaje latino y los patriarcas albanos y las murallas de la altiva Roma” (Virgilio, Canto I, p.6). Latino era su principal caudillo de ahí viene el nombre de su pueblo, incluso los latinos se decían que descendían del mismo Saturno.

La influencia latina se produce específicamente durante el proceso de conquista del territorio de Hispania (actual España), y su final derrota en la provincia rebelde de Numancia en el año 133 A.C (Secco y Baridon, 1959; Fuentes, 2005). Se puede inferir que con la llegada de los españoles a América la asunción del término latino se daría de manera automática pero no fue así, pues pasaría mucho tiempo para tal realización.

Fue Michel Chevalier (1806-1879) quien usó el término latino, pues para él existían dos Europa: una romana y una germánica, tal definición se reproduce en América: “Las dos ramas, latina y germana, se han reproducido en el Nuevo Mundo. América del Sur es, como la Europa meridional, católica y latina. La América del Norte pertenece a una población protestante y anglosajona” Chevalier (como se citó en Ardao, 1980, p.55). Sin embargo para Chevalier los habitantes de América del sur o los “Hispano-Americanos” los consideraba como una raza impotente cuyo éxito dependería de ser conquistados por una ola de sangre más rica (Ardao, 1980). Por ello los pueblos de cepa latina con Francia a la cabeza no debían quedarse atrás en el futuro político de América Latina.

En este contexto se relaciona la idea de América Latina con las ansias expansionistas de Francia, ello se evidencia con la invasión apoyada por Napoleón III al territorio mexicano. Es así como Benjamín Poucel en sintonía con esas ideas habla del derecho que tiene Francia sobre América Latina, él propone en un principio la emigración europea latina a América del Sur.

En conclusión para los franceses existía una conciencia de lo latino en América a la cual denominaron América del Sur antes que Latinoamérica, a pesar de que Chevalier hablara de una América Latina. Ello con la intención de detener una expansión de la América anglosajona representada por EEUU15. Se puede afirmar que lo latino tenía más una connotación geopolítica para el imperio francés, de marcar áreas de influencia, más que ser un asunto conceptual de tipo cultural.

De la idea al nombre de América Latina

La caracterización de América como “latina” la realizó Chevalier en 1836, no se generalizó su uso hasta 1853 en la ciudad de Madrid, cuando el uruguayo Alejandro Margariños Cervantes fundará la Revista Española de Ambos Mundos, espacio donde se dio acogida a la idea de latinidad en América (Ardao, 1980).

En 1856 el colombiano José María Torres Caicedo usó la denominación de América Latina en lugar de la América española, buscando así caracterizar lo propio de un espacio geográfico y cultural en contraposición a otra noción: la América anglosajona. Por consiguiente se comenzó a hablar de una unión latinoamericana donde confluirían la denominación político-cultural de los países cuya lengua es la española, portuguesa y francesa (Ardao, 1980).

La América Latina como se observó surge en contraposición a la otra América, la sajona representada por EE.UU, cuya máxima expresión fue el proceso de anexión de Texas, “…Arizona, Nuevo México, Nevada, California y partes de Utah, en aras del “destino manifiesto”…” (Fuentes, 2005, p.p 397-398).

Para Mignolo ante los conflictos imperiales, la idea de una “América Latina” era necesaria para Francia: “...justificar su misión civilizadora en el sur y su disputa por esa área de influencia con Estados Unidos” (Mignolo, 2007, p.82). Es a partir de la segunda mitad del siglo XIX que la élite criolla que lidera el proceso de emancipación de España, asume para sí el término de latina. Se adopta esta noción por existir una filiación hacia Francia. En palabras de Mignolo (2007): “La “latinidad” pasó a designar a un gobierno español y portugués y a una sociedad civil americana educada, que volvería la mirada a Francia y daba la espalda a la Península Ibérica” (p.83).

No es extraño que las fuentes intelectuales de la élite criolla fueran Rousseau, Sieyes, Voltaire y Montesquieu. En esta noción de “latinidad” quedaban excluidos de participar los negros y los indios. Ante la no conformidad del término “latino” por todos los habitantes de habla hispana en América, surgen posturas que buscan inclusión de lo indio y lo negro16

Liderando el discurso indigenista está José Carlos Mariategui; representando el caso peruano. Es de sobras conocido su intento de crear un “socialismo indigenista”, no obstante tuvo su antítesis en la obra de José María Arguedas para quien el mestizo debe ser el objeto de estudio. Para Arguedas lo mestizo debe entenderse más en términos culturales que de raza, ya que es producto del creciente intercambio entre “indios”17 y “criollos”18. En este sentido entendemos que lo “latino” tiene un alto contenido mestizo al igual que lo negro y lo indio, porque:

El mestizaje es la fuente de la novedad americana. Mestizaje de sangre y sobre todo mestizaje cultural. Esa novedad es precisamente la de no poder ser por su propia condición ni la continuidad de lo europeo ni la continuidad de lo indígena. (Uslar Pietri, 1997, p. 27)

Por lo tanto lo mestizo sobrepasa la concepción racial de la mezcla del europeo con el indio, se busca ir más allá de lo simbólico que enlaza la idea multirracial del sexo con el lenguaje como sostiene Fuentes (2003), al poner como ejemplo a la Malinche quien diera un vástago al conquistador Hernán Cortez, convirtiéndose en el primer mestizo mexicano. A decir del Inca Garcilaso De la Vega se debe reivindicar lo afirmativo de este concepto:

A los hijos de español y de india o de indio y española, nos llaman mestizos, por decir que somos mesclados de ambas naciones; fue impuesto por nuestros padres y por su significación me lo llamo yo a boca llena, y me honro con él. Aunque en Indias, si a uno de ellos le dicen “sois un mestizo” o “es un mestizo”, lo toman por menosprecio. (De la Vega, 1997, p.27)

Superar por ende el tema discriminatorio que conlleva el término mestizo, e incorporar lo indio y lo negro 19, es el gran tema, y los cuales no fueron incluidos en un principio en este concepto. Lo anterior no niega el legítimo derecho de los sujetos indígenas y negros a su inclusión como identidad política, ya que en el caso de México su alto número de población indígena puede reclamar la inclusión política, así como en el Brasil dado el alto número de población afrodescendiente.

A modo de cierre

Si bien el nacimiento de lo “latino” dista mucho de lo que hoy en día se asume como tal, ya que se reivindica lo latino como lo que identifica a la población de habla hispana. Se debe trascender más allá y considerar todas las manifestaciones culturales presentes en las sociedades actuales del continente americano, no sólo de habla hispana sino caribeña y hasta portuguesa como el caso de Brasil.

Aunque no todos parecen asumir esto de forma positiva, como es el caso de Sarlo (2006) para quien latinoamericanizarse es sinónimo de pobreza, desempleo, desigualdad e inseguridad. Es necesario hacer una revisión crítica de esta noción, otorgándoles a lo indio, negro y mestizo el mismo lugar como conceptos políticos que reclaman su participación legitima en lo que se debe entender por latino.

Bibliografía

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1 El concepto de L´Amerique Latine fue acuñado en el siglo XIX por los ideólogos del segundo imperio de Francia justificando así la expansión capitalista de Francia en territorio americano (Briceño Guerrero, 2014).

2 En 1836 Chevalier realizó esta observación (Ardao, 1980).

3 Rangel considera que el término latino no incluye a Brasil quien cultural e históricamente es diferente a los demás países de habla hispana.

4 Briceño Guerrero (2014) habla de una Europa segunda.

5 Si bien la noción de raza tiene connotaciones negativas, se le empleará en este trabajo como características culturales de los grupos humanos.

6 Recuérdese que Colón creyó que había llegado a Catay (China) o Cipango (Japón), creencia que según muchos autores sostuvo hasta el final de sus días (Ardao, 1980 y Fuentes, 2005). Por otro lado están quienes como Fray Bartolomé de las Casas (1993) sostienen que Colón fue el real descubridor del nuevo continente.

7 Revisando un texto escolar del año 1958 se lee lo siguiente: “Al abordar el paralelo 28, desviándose al sur, encontraron la tierra. La recompensa ofrecida al primero que viera la tierra fue reclamada por el marinero de la Pinta, Juan Rodríguez Bermejo, también conocido como Rodrigo de Triana. En la madrugada del 12 de octubre de 1492. La América había sido descubierta...” (Borrón, 1958, p.37). Por muchos años esa noción de “descubrimiento” estuvo presente en los textos escolares. De hecho don grandes autores venezolanos como Rufino Blanco Fombona (1993) y Briceño Guerrero (2014) repetían que América había sido descubierta.

8 Por esa razón O´Gorman (1984) sostiene que Colón no tenía conciencia de haber descubierto algo.

9 Tahuantinsuyu donde figura la palabra thaua que significa cuatro en el quichua cuzqueño, por lo tanto se entendía como las tierras que se hallan a las cuatro direcciones. Los españoles los interpretaron como el imperio de las cuatro partes del mundo o sea el Estado Incaico (Salvador Lara, 2000).

10 Se debe recordar el asedio de Numancia, último bastión de resistencia de los iberos a la invasión romana, tal acontecimiento fue reseñado por el mismísimo Miguel de Cervantes Saavedra en su obra el Cerco de Numancia.

11 Esta la anécdota de que Cristóbal Colón llevó habitantes de las indias a la corte española (De las Casas (1993) habla de secuestro,) para que los monarcas conocieran a sus nuevos súbditos, así los europeos fueron descubiertos por los habitantes del “nuevo mundo”. ”. Según un escritor venezolano conocido como Job Pim (Francisco Pimentel) “…fueron los nativos quienes descubrieron a Colón, ¡pues era el navegante quien estaba perdido! (Mattar, 1994, 18).

12 Por ejemplo en el texto Historia Política de Venezuela (1988), en su tomo I Vicente Magallanes comienza su exposición con el enfrentamiento en 1499 entre las fuerzas españolas contra las indígenas, para este autor la historia política de Venezuela se inicia con la resistencia indígena.

13 Ernesto Mays Vallenilla y Arturo Uslar Pietri refieren que el primero en usar este término fue Pedro Mártir en una carta al Cardenal Sforza en 1493 (Mays Vallenilla, 1969 y Uslar Pietri, 1997).

14 O´Gorman (1984) habla de la invención de América.

15 Paradójicamente los EEUU se abrogan el derecho exclusivo de llamarse americanos, de hecho para los europeos los americanos son los ciudadanos estadounidenses.

16 El tema de la negritud y del indigenismo son muy amplios, en este artículo sólo se hace mención pues ameritan ser tratados con mayor profundidad en una investigación aparte.

17 Los indios dan a los mestizos el nombre de “mediomisti” o “tumpomisti” (Arguedas, 2006).

18 Se le daba este tratamiento a los nacidos en indias (De la Vega, 1992).

19 Lo indio, lo originario o aborigen es una diversidad de expresiones culturales que no tienen nada de homogéneo al igual que lo negro, sin embargo por lo poco del espacio no se podrá desarrollar ese debate.